jueves, 12 de junio de 2014

Varitas mágicas

"Cuentan las leyendas que los grandes magos siempre iban acompañados de una varita mágica, un gran bastón o ambas cosas. En realidad, el origen se remonta a la noche de los tiempos, dónde animales y humanos vivían juntos y donde la magia era algo tan habitual como respirar. No todos la practicaban, pero todos la conocían."
Aquella tarde en la que había que buscar una sombra para hacer más llevadero el calor, el búho le contaba aquella leyenda al sapo.
- Entonces- preguntó el sapo- si un gran mago necesita una varita mágica o un bastón, ¡no sé como voy a poder convertirme en mago! ¡No tengo manos para poder sujetar eso.!
- Amigo sapo, precisamente porque no tienes manos para usar esos objetos es por lo te será más fácil convertirte en mago.
El sapo miro desconcertado al búho.
- No me mires así, cómo si fuese un loco quién te habla o cómo si tu fueses idiota, porque ni lo uno ni lo otro es cierto- dijo sonriendo el búho- deja que te cuente el comienzo del uso de esos objetos y entenderás mi respuesta.
"En aquel tiempo, los animales vivían en completa libertad con los humanos, en una simbiosis perfecta.
Todas las especies sabían del equilibrio, de la vida y de la muerte. Para ellos la muerte no era algo a lo que temer, al contrario, sabían que sólo era una etapa más con la que seguir aprendiendo. Ni siquiera existía el ego, pues todos eran conscientes de que se necesitaban unos a otros.
Los magos de entonces no necesitaban pócimas, velas ni otros objetos para practicar su magia. El pensamiento y la palabra eran suficientes para provocar lluvia o fuego. Tampoco hacían mucho más. Nadie ambicionaba oro ni dominar a otros seres vivos.
Un joven aprendiz llegó un día a una de las montañas del lugar. Quería practicar con las nubes y conseguir que lloviese.
Después de varios intentos en los que las nubes ni tan siquiera se movieron, el joven empezó a perder la paciencia. Debido a su inexperiencia no entendía que todo requiere un tiempo de aprendizaje. Un sentimiento, nunca antes conocido, empezó a apoderarse de él. Aquella emoción fue creciendo, hasta llenar su mente y su alma. Era la Inseguridad.
- Hay algo que los maestros tienen- pensó - Seguro que esconden algo bajo las mangas de sus túnicas que hace posible la magia.
A partir de ese día el aprendiz se volvió taciturno y desconfiado. Los maestros decidieron que lo mejor sería dejarlo un tiempo solo en el bosque. Quizás necesitaba silencio para ordenar sus ideas, aprender a tener paciencia y así se lo hicieron saber. 
Aquello fue una nefasta decisión que ni el más sabio del reino hubiera sido capaz de prever.
El joven creyó que lo apartaban porque podía descubrir sus secretos y ser mejor que ellos. Así de absurdo e indomable se vuelve el alma de aquellos que han sido poseídos por la inseguridad.
Pasó el tiempo y el joven encontró el árbol más antiguo del lugar, pues creía que éste tendría algún poder especial. Pese a las explicaciones y ruegos del viejo árbol el joven le cortó una rama.
En todo ese tiempo, con muchas prácticas, el aprendiz consiguió conjurar a los elementos. Creía que su poder no provenía de su experiencia sino de aquella pequeña rama.
Con esa certeza abandonó el bosque y recorrió el reino entero, contando a todo aquel que veía que el verdadero poder residía en su varita.
Pero la Inseguridad lo fue consumiendo por dentro y tuvo que ayudarse de un bastón para caminar.
La gente, en la que aquel aprendiz había sembrado la semilla de la duda, empezó a temer a la magia, a sus pensamientos y a creer que alguien sólo era un gran mago si llevaba junto a él una varita o un bastón. La magia, que en principio había sido algo habitual, fue convirtiéndose en algo tenebroso".
El sapo lloraba. El búho mantenía la mirada perdida, quizás en aquellos lejanos tiempos.
- La magia está en ti- dijo por fin el búho - No le confieras poder a nada por inseguridad o miedo. La verdadera magia nace del corazón, de la experiencia y del amor al fin y al cabo. No nace de ningún utensilio externo.
El búho alzó el vuelo. El sapo se enjuagó las últimas lagrimas pensando en aquel aprendiz de mago que había estropeado su vida por dar cobijo a la inseguridad.

4 comentarios:

  1. Asi es mu querida amuga la magia esta dentro de TI...cree en ti t la magia fluira

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  2. Gracias por tus palabras Conxi. Lo cierto es que muchas veces atribuimos poder a cosas externas, o nos vamos apoyando en bastones, olvidando que aunque seguimos siendo "humanos" con nuestros defectos y virtudes, podemos hacer mucho más de lo que creemos y para eso, bajo mi punto de vista lo más importante es quitarnos esas inseguridades que llevamos dentro. Un fuerte abrazo

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  3. Divino relato, querida amiga; lo haces parecer fácil y muy obvio lo que me muestra tu habilidad enorme con las letras.
    Felicidades, Mabell, eres grande !!!! :)
    Abrazo cariñoso.

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  4. Gracias Elen, tus bellos poemas son siempre una inspiración. Un abrazo inmenso.

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